domingo, 7 de febrero de 2016

Fiesta de Valdemorillo 6 Febrero 2016

Atención a Martín Escudero

تنسين أ مرتين 

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La segunda de Valdemorillo resultó pródiga en matices y triunfos. Un buen encierro de Monte La Ermita, aún herrado con el pial de Carmen Segovia, permitió a los presentes calibrar con argumentos a la terna. Triunfaron los tres, pero sus orejas provocan lecturas diferentes. Paulita salió en hombros y con un toro de enorme calidad plasmó un año más en Valdemorillo su sello estilista. Sin llegar a alcanzar el nivel del pasado curso en este ruedo, Víctor Barrio cortó una oreja del quinto, pero la sorpresa de la tarde y el primer toque de atención de la temporada llevó la firma de Martín Escudero.
Más allá de la oreja que cortó y de la que perdió con la espada, el joven de Galapagar sorprendió porque logró amalgamar y reunir las virtudes que se intuían de novillero, compactar lo que antes eran retazos y, sin perder la base del valor seco que le distingue, ganar en expresión y cadencia delante del toro. Por eso la gente salió hablando de él aunque la Puerta Grande tuviera otro dueño.
El manejable tercero fue el toro más feo de la corrida. Desentonó en hechuras del resto del lote, pero tuvo movilidad y fue obediente a los toques. Se vio convencido a Martín Escudero ya desde el saludo capotero, se quedó muy quieto en un quite con el capote a la espalda y esa economía de movimientos la transportó luego a la faena de muleta, donde llamó la atención del público por su aplomo y asentamiento. Muy hundido en la arena y más allá de la largura de sus muletazos y de la flexibilidad de una cintura cada vez menos rígida, su labor transpiró autenticidad. Por eso le pidieron la oreja pese a un pinchazo previo a una gran estocada.
Cerró plaza un toro fuerte, musculado, estrecho de sienes y corniapretado, más propio de Las Ventas que de Valdemorillo. Ya en el capote no terminó de desplazarse y en el último tercio se movió en ese mismo son, pasando sin celo y sin terminar nunca de humillar. David Martín lo muleteó de nuevo con gran seguridad, aplastado en la arena, pasándoselo muy cerca en cada embroque y dando consistencia a una obra recia y sólida. La espada le cerró la Puerta Grande.
De par en par la abrió Paulita, a quien le cupo en suerte un ‘zapato’ de hechuras, de cuerpo reunido y abrochada testa, cuya calidad ya comprobó el aragonés en un quite a la verónica donde el animal se desplazó con clase, empujando el engaño con el hocico. Se sacó al toro al tercio a dos manos con mucha torería – sobresalieron las trincherillas – y dentro de una faena de compuesto y agradable trazo subieron el diapasón de la obra las dos últimas series, cuando el torero enganchó las embestidas por delante, apretando al animal y acompañando con la cintura su enclasado viaje, que se abría facilitando la ligazón. También contó la gran estocada con la que tiró patas arriba al de San Román.
Ya había dejado un preámbulo en el primero, toro hondo y reunido, apretado, ahogado de cuello, muy Torrestrella en su construcción, que tuvo un comportamiento explosivo, con carácter y temperamento las tres series que duró, pero acometiendo con mucha transmisión. Se quedó en el sitio Paulita, con la muleta por delante, y corrió la mano limpieza y emoción. Cuando cogió la izquierda, el toro, que nunca terminó de humillar, ya comenzaba a defenderse. Cerró por manoletinas y se entregó en la estocada. Faltaron pañuelos para la oreja. Antes lo había saludado con ajuste y compostura a pies juntos.
Víctor Barrio cortó la oreja del quinto que tuvo una presencia menos exagerada y más acorde con esta plaza. Fue éste otro animal de embestida franca que permitió al segoviano sacar todo su repertorio. Hubo un quite por tafalleras, un inicio de faena con un pase cambiado en los medios, y, dentro de una faena con ciertas intermitencias, un cierre en la corta distancia y unas apretadas bernadinas, que terminado por inclinar la balanza a su favor. Por eso cortó la oreja pese a un pinchazo previo a la estocada. A su primero, precioso de hechuras, corto de manos, cornidelantero, de generoso cuello le faltó ritmo y continuidad en su embestida. Como la acometida no fue uniforme tampoco pudo serlo la faena de Victor Barrio, a quien se le acabó atragantando el descabello.
Hierro de Carmen Segovia - EspañaPlaza de toros de La Candelaria, Valdemorillo. Segunda de la Feria de San Blas. Casi tres cuartos de entrada. Toros de Monte La Ermita -herrados con el pial de Carmen Segovia-,  muy serios y cuajados, de excelentes hechuras salvo el feo tercero. Sobresalió la calidad del cuarto de un conjunto más que notable. logo-mundotoro-fichas-crónicas
Paulita, ovación y dos orejas;
Víctor Barrio, ovación tras aviso y oreja;
Martín Escudero, oreja y ovación tras aviso.
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